Retomando la motivación principal de este blog, es decir,
comentar noticias de actualidad que tengan relación con lo que se cuenta en mi
libro Las aristas borrosas del éxito (enlace aquí), hoy voy a hacer referencia a una noticia (este es el enlace) que podría decirse que es de carácter divulgativo.
En mi opinión, la
noticia es en realidad engañosa, cada cual puede interpretar esta expresión como
considere. La noticia aparecía esta semana en la página de portada de un diario
económico de máxima difusión, y trata sobre lo que los directivos de las
empresas valoran en sus subordinados –de cara a ser el preferido por tu jefe,
que es lo que trata de dilucidar la noticia-. Las relaciones entre superiores y
subordinados ya se han tratado en alguna otra entrada de este blog, y vaya por
delante que en cuanto a su comportamiento considero al menos tres especies
diferenciadas de jefes –mandos intermedios, directivos y alta dirección-, pero
en el caso de esta noticia me parece relevante hacer algunos comentarios
adicionales, que intentaré que sean de aplicación al concepto genérico de “jefe”,
teniendo en cuenta que hay claros matices en función de la posición jerárquica
del mismo.
El resumen de la noticia podría ser el que aparece en el
subtítulo de la misma, esto es, que lo que los jefes prefieren en sus empleados
es la honestidad, autosuficiencia y orientación a resultados, y lo que menos
les gusta es el peloteo y que no se les hable claro. En el cuerpo de la misma
se incluyen, por un lado, las opiniones de dos profesores de conocidas escuelas
de negocios, con los que coincido en prácticamente todo, y por otro lado, las
manifestaciones de varios altos ejecutivos –CEO’s
y presidentes, es decir, todos pertenecientes al segmento alto de los
dirigentes empresariales- con los que no coincido en casi nada. Vayamos por
partes:
Los profesores de las escuelas de negocios, básicamente,
hacen hincapié en el hecho de que lo que más se valora en un empleado es que
aporte soluciones en lugar de problemas, que sea proactivo y que logre
resultados. Más claro, el agua, aunque ahora lo redactaré de una forma
maliciosa: lo que un jefe quiere es estar tranquilo, y recibir trabajo
únicamente desde arriba, no desde abajo. Es decir, espera que su gente sea
capaz de despachar los problemas que él les transfiera –y que al venir de sus
propios jefes siempre son prioritarios- y no a la inversa. Por eso valora en
sus empleados la autonomía, la proactividad y, sobre todo, la obtención de
resultados concretos, para poder devolver algo tangible hacia arriba. Y, por
los mismos motivos, lo que los jefes detestan es tener subordinados dependientes
y faltos de iniciativa. Este tipo de personas dan trabajo extra a sus jefes, y
al no trabajar orientados a resultados suelen disponer de buena cintura para
esquivar, responder de forma insuficiente o incluso devolver los problemas
hacia el jefe.
Estos expertos también hablan sobre los valores humanos, y la conveniencia
de que estén acordes con los del jefe. Diría que eso es algo totalmente
secundario a lo anterior, aunque sí es algo importante en el caso de cierto tipo de jefes,
que ejercen un tipo especial de gestión de su equipo, en plan “grupo de
amigos”. Este tipo de jefes, que, por supuesto, siempre priorizan lo dicho
anteriormente –autonomía, proactividad, etc.-, a la vez crean entre sus
empleados un ambiente de compadreo que es en realidad ficticio, ya que en el
fondo cada uno sabe cuál es su trabajo, y salvo algunas excepciones no suele
haber gente dispuesta a hacer trabajo que corresponde a otros, o un trabajo que no se
sabe con seguridad a quién corresponde. En cualquier caso, con este tipo de
jefes que gustan de crear un ambiente informal -en algunos casos, incluso tendente
al cachondeo-, es importante que el empleado sintonice con el mismo. En caso
contrario, será visto con malos ojos por su superior. Pero, en mi opinión, los valores humanos no son ni mucho menos lo primero que un superior considera de su subordinado.
Finalmente, los expertos hablan sobre los reconocimientos o
favoritismos realizados en público. Esta parte es la que me parece más
irrelevante de todo el artículo, creo que podría formar parte de un manual que
se me antoja obsoleto hoy en día. Todo el que ha trabajado alguna vez sabe que
los favoritismos o preferencias del jefe o jefa están más que claros para sus
subordinados, se expliciten o no. Un ejemplo muy sencillo es el de la
delegación forzosa: ocurre cuando un superior debe salir del trabajo, o se marcha unos días de
vacaciones, y debe dejar a alguien encargado de una tarea concreta, o incluso
de reemplazarle en todas sus funciones durante su ausencia. Salvo en el caso
–altamente excepcional- de un superior que se dedique a rotar esta responsabilidad entre
todos sus subordinados, normalmente elegirá a la misma persona –o a varias,
dependiendo de la tarea en la que deba reemplazarle-. En definitiva, que la
situación del jefe arengando a sus empleados para seguir el ejemplo de un
compañero suena más a película de mediados del siglo pasado que a algo que pueda
encontrarse en la actualidad en una empresa. Hoy en día –y me atrevo a decir que
siempre ha sido así- los empleados saben quién de sus compañeros dedica sus
energías fundamentalmente a buscar ser promocionado o reconocido, y en quién o
quiénes deposita principalmente su confianza el jefe.
La segunda parte del artículo, que contiene lo que más
valoran y lo que más detestan varios altos directivos, me parece que podría
encajar igualmente en un manual que no recomendaría leer a nadie que quiera
tener una idea de cómo funcionan realmente las empresas. Sinceramente, las
enumeraciones “ad infinitum” de cualidades que plantean algunos de estos
ejecutivos me parecen poco serias. Yo pediría a alguno de ellos que evaluase a
su primera línea de colaboradores según esas cualidades, a ver qué
resultados obtenía. Sin embargo, sí me parece realista que todos valoren, como
lo hacían los expertos, la autonomía, iniciativa y orientación a resultados –en
línea con mi razonamiento malicioso de más arriba-. También destaco la mención
que se hace al miedo al error –del que también he hablado en otra entrada
anterior del blog-, y a la lealtad y la confianza –que para mí constituyen lo
que en realidad un directivo espera, también mencionadas en aquella entrada del
blog-. Finalmente, también me llama la atención, en el primer párrafo de la
noticia, la alusión a la selección natural en el mundo de la empresa, con la
que coincido totalmente.
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